jueves, 7 de junio de 2007

Cambia tu bombilla y el Medio Ambiente

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Madrid, 06/06/07- El pasado 5 de junio, Día del Medio Ambiente, Greenpeace lanzó una sencilla campaña para unirse a la Revolución Renovable: cambiar la bombilla de nuestros hogares.

¿Has pensado alguna vez por qué se calienta tanto una bombilla? Las bombillas incandescentes derrochan mucha energía, el 90% de la electricidad que utilizan la transforman en calor. Por eso son tan ineficientes.

El primer diseño de la bombilla incandescente apareció hace más de un siglo y todavía se utilizan en la mayoría de los hogares del mundo. Sin embargo, hace treinta años que existe en el mercado otra opción, la bombilla de bajo consumo. Estas bombillas gastan un 80% menos de energía y duran hasta 12 veces más, además ahorran dinero en la factura eléctrica.

Greenpeace recuerda que cada vez que se utiliza una bombilla de bajo consumo, se está ahorrando la emisión de 20 kg de CO2 a la atmósfera al año. La sustitución de las bombillas incandescentes en la Unión Europea ahorraría al menos, 20 millones de toneladas de CO2 al año, lo que equivaldría a cerrar 25 centrales que utilizan energía sucia.

Los pasos a realizar para unirte a la campaña de Greenpeace son los siguientes:

1- Sustituye en tu casa todas las bombillas incandescentes por bombillas de bajo consumo.

2- Anima a tus amigos, compañeros, vecinos, etc a que lo hagan también.

3- Ciberactúa, pide a los parlamentarios europeos que prohíban las bombillas incandescentes.

4- Empieza por cambiar las pequeñas cosas.

Para más información: www.energia.greenpeace.es

domingo, 3 de junio de 2007

Madrid apuesta de lleno por la contaminación lumínica

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He quedado horrorizado cuando este fin de semana pasado el alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón, se jactaba de la maravillosa nueva iluminación del río Manzanares y su entorno. 9000 bombillitas azules a la orilla del maltratado río, iluminación para los arcos de los numerosos puentes (Rey, Segovia, Toledo, San Isidro, Praga, Princesa), luz a mansalva para decorar edificios históricos (antiguo Matadero, Mercado de Frutas y Verduras), en definitiva, un sinfín de inútiles farolas que derrochan energía y contaminan el ya tan fastidiado cielo de Madrid. Se me ponen los pelos de punta al pensar que las luminosas "flores de loto", de 2 m de altura, serán ¡¡visibles desde varios km de distancia!! (cita textual de la web del Ayuntamiento de Madrid).


El siguiente fragmento de la nota de prensa no tiene desperdicio: "La iluminación del río responde a criterios estéticos, pero también de sostenibilidad y eficiencia energética. Para evitar la contaminación lumínica, el haz luminoso que proyecta la luminaria se ha limitado, siempre que ha sido posible, a la superficie específica a iluminar y minimizando el flujo luminoso fuera de ella". O sea, que las ponen sólo porque quedan bonitas y además nos quieren hacer creer que la contaminación lumínica es mínima, cuando salta a la vista que es todo lo contrario.


Señores políticos, tal y como reza el lema de una compañía de electricidad ("la mejor energía es la que no se consume"), les diría que la iluminación que menos contamina es la que no luce. No necesitamos ver el cielo de Madrid iluminado por las noches. ¡Cuántos aficionados madrileños a la Astronomía nos lamentamos de vivir en una ciudad que tanto contamina y que tan poco hace por cuidar su patrimonio celeste! Lo que deben hacer es corregir las farolas que lanzan inmensos e inútiles chorros de luz hacia arriba, para que manden la iluminación ahí donde se necesita: en las aceras, en las calzadas de las calles. ¡Cuántos pasos de peatones están estratégicamente mal iluminados en calles repletas de farolas! ¿A cuántos km de Madrid tendremos que huir para escapar del gran hongo de contaminación lumínica que caracteriza a la capital! Por favor, ahora que se acercan elecciones, permítannos hacer realidad aquel dicho tan famoso: "De Madrid, al Cielo".